Más denuncias en contra del general Sanabria:

Se ‘burla’ de dos sentencias judiciales que garantizan el Derecho a la Educación de un sargento

Este nuevo caso salpica a un coronel que estuvo preso en La Picota, mencionado en el caso de falsos positivos en Santander.

El suboficial es perseguido por sus comandantes por haberle enviado una carta al general Henry Sanabria clamando su ayuda. El Director de la Policía, por el contrario, lo expuso y permitió el traslado del suboficial lejos de la universidad, por haber  escrito un suplicante WhatsApp a su Director. Esta es la historia

Unidad de Justicia

Domingo, 9 de abril del 2023

En medio de la cantidad de denuncias, y de las múltiples exigencias de líderes políticos de que renuncie, por sus salidas en falso ante la opinión pública, se conocen de nuevas y arbitrarias decisiones del general Henry Armando Sanabria Cely, director de la Policía.

Este nuevo caso podría llevar a pensar que el alto oficial no es consecuente ante lo que predica y hace, que mientras proclama su extrema religiosidad atropella a su prójimo en la misma institución, es más, viola sus derechos fundamentales amparados por la misma justicia.

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EL HOME NOTICIAS conoció el caso de un intendente que debió suspender sus estudios de Derecho porque sus superiores, en un abuso de poder, no le permiten seguir asistiendo a clases, lo trasladaron a más de cuatro horas de la Universidad, en una actitud de castigo.

El suboficial interpuso una acción de tutela reclamando el Derecho a la Educación. En una primera instancia un juez ordenó su traslado cerca al establecimiento de educación superior, al menos a una hora. No obstante, la Secretaría General, en cabeza del general Hernán Alonso Meneses, apeló la decisión judicial y un tribunal ratificó en segunda instancia el amparo constitucional en favor del sargento.

A pesar de existir dos fallos, con uno en segunda instancia de un alto tribunal, una obligación de cumplir, el mando institucional lo desobedece, se va en desacato y lo obliga a suspender sus estudios, lo mandaron a 152 kilómetros de distancia, dejando en riesgo su integridad en caso de decidir viajar por carretera a clases.

Esta es la historia del Intendente Juan Gabriel Ruiz Ramírez, con más de 18 años en la Policía, hijo de unos esposos campesinos, casado y padre de tres hijas.

Este ex ordeñador de vacas decidió superarse académicamente e ingresó a la Policía. Posterior a ello, aprovechó que se encontraba de servicio en la Metropolitana de Cali y se matriculó en la Universidad San Buenaventura de la capital del Valle, sueña con ser abogado.

Pero sus buenos deseos encontraron sus estorbos al interior de la misma institución. En 23 meses ha sido objeto de ocho traslados, con el más reciente y bajo el amparo de la justicia evitó que lo enviaran al departamento del Vichada.

Es más, intentan enlodar su hoja de vida con supuestos informes de inteligencia, con oscuras carpetas, le hicieron 11 anotaciones al formulario de seguimiento, con señalamientos tan delicados como los del supuesto favorecimiento a bandas criminales, esto nunca tuvo sustento probatorio. Es una historia con más capítulos, en la que aparece incluso un ayudante del director y hasta el nombre de un oficial tristemente célebre por aquel “¡Usted no sabe quién soy yo!” y de su supuesta relación sentimental, con otra oficial de la Policía.

En medio de su desespero el sargento Ruiz decidió acudir al director de la institución, al general Sanabria Cely, a quien de manera directa, a su WhatSapp, le escribió una carta contándole su vida, de ser víctima de la mala intención de varios oficiales, quienes se tomaron la tarea de acosarlo como algo personal.

Es más, hasta le dijo a su jefe supremo que tenía un matrimonio estable, miembro de una familia que con esfuerzo se logró superar, su esposa ya es profesional. En el espontáneo mensaje hasta le contó un secreto muy doloroso, que su madre había sido víctima de un atentado a manos de paramilitares.

 Pero la reacción del general Sanabria Cely fue más sorprendente que la misma persecución y el dolor del pasado.  Reenvió el escrito al coronel William Quintero Salazar, subcomandante de Policía de la Metropolitana de Cali, uno de los señalados protagonistas de las arbitrariedades en contra del intendente Ruiz Ramírez, para que tomase cartas en el asunto.

Esta es una parte del mensaje que el Intendente Juan Gabriel Ruiz Ramírez le envió al general Henry Sanabria, la respuesta del director fue trasladarlo más lejos, evitando su regreso a la Universidad.

Lo que el intendente Ruiz hizo empeoró su situación, su error fue haberle escrito al hombre que admiraba, al que veía hablando en los medios de comunicación de su “amor a la Virgen María”, del “temor a Dios”, de sus plegarias y ritos. Sin embargo,  lo que el general hizo no va de acuerdo con sus proclamas religiosas, porque lo expuso ante uno de los mencionados en su queja, y terminó lanzándolo al ‘purgatorio policial’.

“Mi J2 (Subcomandante) Quintero Salazar William, nunca he sido irrespetuoso con él, ni con nadie y es tanto el apasionamiento que ayer dijo abiertamente en las instalaciones del comando (Metropolitana de Cali) MECAL, que había llamado a mi J1 (Departamento de Policía del Valle) DEVAL, ya que era su compañero (son del mismo curso), para ‘recomendarme mal’”, se lee en la carta del suboficial al general Sanabria.

Vamos a contar muy rápido todos los hechos, porque es una historia que merece una segunda parte, no se puede dejar por fuera del relato a los oficiales que figuran en este evidenciado acoso laboral.

Como por ejemplo: en nuestra confrontación de información descubrimos que el coronel Quintero Salazar, es el mismo que estuvo preso en la Cárcel La Picota por un proceso en el que se le vincula con los falsos positivos en Santander.

Su nombre aparece en el expediente por la muerte de dos jóvenes en julio de 1999, quienes fueron presentados como caídos en combate ante supuestos guerrilleros del ELN, el mismo caso por el que hay cinco personas presas en la cárcel de Bucaramanga. El coronel Quintero Salazar es uno de los candidatos a ascender a brigadier general.

Coronel, William Quintero Salazar, subcomandante de Policía de Cali, nombrado en una investigación por falsos positivos en Santander. Por este caso estuvo detenido en La Picota.

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Perseguido por sus superiores

Entre líneas revelamos que el 23 de noviembre se anunció el traslado del Intendente Ruiz Ramírez para el departamento del Vichada, sin llevar dos años en Cali.

Intentando frenar el atropello, el sargento interpuso una acción de tutela, argumentando el famoso ius variandi, definido por la Corte Constitucional como una de las manifestaciones del poder subordinante que ejerce el empleador –público o privado– sobre sus trabajadores.

Es así, como el 7 de diciembre el Juzgado 21 Administrativo de Cali, de primera instancia, falla a su favor, el despacho le ampara el Derecho a la Educación, y a la unión familiar, dejando sin efecto el inconstitucional traslado. Hubo una muy corta medida cautelar que le permitió seguir laborando en Cali, mientras que se definía su situación.

La Policía apeló, y es cuando el 16 de enero de 2023 el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca ratifica la decisión para evitar el traslado al Vichada, siendo este un fallo en segunda instancia, amparando los derechos fundamentales del policía.

“La sentencia de primera instancia será modificada en el sentido de amparar los derechos fundamentales al debido proceso y a la educación y confirmar en lo demás, toda vez que si bien es cierto la tutela no es el mecanismo procedente para evitar un traslado, si es el mecanismo idóneo para evitar un perjuicio irremediable”, se lee en el documento del fallo.

Este es fallo de segunda instancia de la tutela, en el que se exige la garantía del Derecho a la Educación y al debido proceso del Intendente Juan Gabriel Ruiz Ramírez, fallo que fue burlado por la Policía Nacional

Pero es aquí donde viene la decisión imperfecta del mando institucional de la Policía Nacional. Deciden trasladarlo a otro municipo del departamento del Valle, porque supuestamente “esa fue la solicitud del Intendente, la que había hecho de manera voluntaria». Para la Dirección General, se observa como una burla,  esa es la manera de cumplir los dos fallos judiciales.

Se precisa que el 18 de enero la Policía Nacional lo mandó a trabajar a Roldanillo, Valle, a cuatro horas de la universidad. Es decir, es trasladado al mismo departamento pero en un municipio distante de Cali, en donde no tiene ninguna posibilidad de regresar a la Universidad.

Lo único que reclama este sargento de la Policía es que se le otorgue un permiso para no dejar tirada su carrera de abogado, comprometiéndose, eso sí, de que esto no afectará la prestación del servicio como policía, que se compromete a seguir cumpliendo sus obligaciones como uniformado.

La carta en mención la escribió el Intendente Ruiz al general Sanabria Cely el 3 de febrero del 2023, hace dos meses.

Lo que sucedió es un mal mensaje del general Sanabria, de que –supuestamente– no está permitido que se le haga ningún tipo de denuncias de manera directa, porque se corre el riesgo de quedar señalado ante el oficial mencionado en la queja.

Es importante aclarar que el uniformado no envió al general Sanabria ningún tipo de anónimo, se presentó con su nombre y apellidos, con su perfil policial. Además, le contó al director su vocación familiar, del amor por la institución.

Esta nueva denuncia, del acoso laboral en contra de un policía del Nivel Ejecutivo, se conoce en medio de los escándalos que se generan desde la Dirección General de la Policía, por el uso de elementos de la Institución en actividades religiosas.

Altos oficiales han dicho que se les obliga a pagar hasta 800.000 pesos para asistir a rituales y retiros espirituales. Es un gasto que sale del bolsillo de los oficiales y suboficiales. Sin embargo, nadie sabe qué se hace el dinero recaudado por las llamadas ‘sacerdotisas’.

Todas las denuncias apuntan a los oscuros intereses por el exceso de religiosidad del general Henry Sanabria y la subdirectora, general Yackeline Navarro, quienes son influenciados por las ‘sacerdotisas’, quienes en nombre de Dios sugieren qué oficial debe ascender o salir de la Policía. Eso sin contar con la salida de 46 sargentos por el capricho del mando institucional.

Otras denuncias dan cuenta que existe corrupción con el tema de los traslados, los que serían posible solo para aquellos que profesen el mismo culto religioso del Director y la Subdirectora.

Redacción Unidad de Justicia

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