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La pobre viejecita /Columna de opinión de Rodrigo Zalabata

(Foto cortesía: Pixabay)

La pobre viejecita

OPINIÓN

Jueves, 3 de noviembre del 2022

Por: Rodrigo Zalabata Vega

Abogado y escritor colombiano

Bien lo dijo el senador Miguel Uribe Turbay: la reforma tributaria va empobrecer a los que ganan más de 20 millones de pesos, la clase media a la que él pertenece.

Es la narración de un oligarca postrado en el lecho de sus privilegios, para explicar que los que no tenemos ingreso para esa franja, los de a pie, los de alpargata y los descalzos, no tenemos clase ni media.

Algo descorazonador para la vieja clase media que vive el país a través del televisor, junto con los demás electrodomésticos dentro de una casa por pagar, que han ahorrado la vida para tener el ingreso a esta nueva clase media a la que ahora se acercan por pobreza y no por riqueza.

Pero lo más significativo del cuento que trae el senador Uribe Turbay, es que por fin nos explica en términos cuantitativos la incuantificable frase del ex presidente Julio César Turbay Ayala: «hay que reducir la corrupción a sus justas proporciones».

Porque a decir verdad, desde que su abuelo lo dijo, o incluso desde siempre, no se ha sabido cuál es el límite justo de la corrupción en Colombia.

Lo que les ponga a pagar la reforma tributaria a quienes ganan más de $20 millones, la pobre clase media de Colombia, podría entenderse como la justa proporción que han de pagar los beneficiarios de un sistema político organizado estructuralmente en la corrupción.

Un sistema político que se come al año $50 billones de pesos en corrupción; datos oficiales aunque desactualizados de la Contraloría General de la Nación; más del doble de la reforma tributaria aprobada para tapar el hueco presupuestal de la misma corrupción.

No nos engañemos, si lo decimos en cifras, lo que les toca pagar a quienes toca la reforma tributaria equivale a restarle un pelo a un gato de rico.

La cuestión no es lo que les toca pagar, el problema es que les toca pagar. 

Lo que también explica en términos reales la célebre fábula de Rafael Pombo: la vieja clase política en Colombia es como LA POBRE VIEJECITA, aquella ricachona que entre más come más hambre tiene.

Columnista invitado por el HOME NOTICIAS

Rodrigo Zalabata Vega

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2 Comments

  1. Eliecer dice:

    Cada días los pobres somos más pobres y sobrevivimos con las migajas que nos dejan las grandes infulas de la burguesía ahora bien como se les va a quitar una mínima suma de su millonario sueldos dicen que van a caer en la pobreza pero si por muchos años se han llenado la boca que el pueblo le alcanza y le sobra con un miserable sueldo mínimo debieran de caer en la miseria para que vean cómo es

  2. Vìctor Leòn dice:

    Como lo dice Rodrigo, citando a Pombo, este paìs es una completa fàbula. Fàbula ùltima, por ejemplo, que un Ñeñe haya coadyuvado a elegir a un insulso lechón que solo sabe mentir. Viendo una foto de la posesiòn del Lechòn, a su mujercita picada de reina, y a sus chinitos feos y descalzuriados como èl, ahora veo en concreto a la fàbula que nos cita el articulista. Pero, esa fàbula es idéntica a la fàbula del traje del emperador, que andaba empeloto y que sus adeptos lo veìan desfilar en su traje invisible. Asì dejaron al Platanal Colombia. Caracol, RCN, Semana, El Tiempo, El Espectador, El Colombiano, El Heraldo fueron los que disfrazaron el disfraz del Lechòn, valga el pleonasmo, del traje del emperador Lechón quien desfilò sonriendo diciendo que sus actos de gobierno fueron lo màs de èticos y pulcros, mientras la madrina lo exaltaba: «Ay, tan lindos colores… y dònde quedan…»

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