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Las batidas del Ejército.

Se descubre que existe una modalidad de reclutamiento, que mediante engaño muchos jóvenes son llevados a las filas del Ejército.

Los otros ‘falsos positivos’, los que se cometen en el reclutamiento para el servicio militar obligatorio

Vamos a hablar del reclutamiento engañoso o un secuestro administrativo a jóvenes que son enrolados en las filas del Ejército Nacional contra su voluntad. Conocimos un ejemplo real, el del  joven Jesús Guillermo De Alba Ariza, de Sabanalarga, Atlántico, llevado al Chocó hasta que un Juez de la República ordenó su liberación.

 OPINIÓN

Domingo, 1 de agosto del 2021

Por: Daniel Santos Carrillo,

Abogado Constitucionalista y Administrativista

Ante este escenario nos tendremos que preguntar: ¿Se tendrá que reformar a las Fuerzas Militares de Colombia, desde el Ejército Nacional?

Esta columna será para eso, para hablar de la irregular incorporación a la prestación del servicio militar obligatorio de un joven estudiante del SENA, Jesús Guillermo De Alba Ariza, a quien le ocurre esto, preciso, cuando también cumplía un proceso de incorporación a la Policía Nacional.

Llegó al Ejército engañado, en medio de mentiras. Con su uniforme militar pasó de un batallón a otro,  por los departamentos del Atlántico, Antioquia y Chocó, y por último  fue dejado abandonado a su suerte, después de producirse su  desincorporación por un oportuno fallo judicial.

Este tipo de hechos, sumados a los procesos por falsos positivos que recientemente están copando las páginas judiciales de los diferentes medios, son los que nos llevan a creer que se necesita urgente una reforma en el Ejército.

Los escándalos por las llamadas ejecuciones extrajudiciales tienen en dificultades a comandantes de batallones, ante un inminente juicio frente a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). 

Entre los procesados hay que mencionar al coronel retirado Publio Hernán Mejía, quien acompañado de un grupo de veteranos de la Fuerza Pública hoy funge como precandidato presidencial. También al coronel (r) Juan Carlos Figueroa, quien se encuentra prófugo de la justicia.

Todo esto sin descontar a 13 militares por 126 asesinatos y 120 desapariciones forzadas atribuidas al Batallón de Artillería No.2, La Popa, ubicado en Valledupar. Son casos con grandes titulares de prensa.

Pero qué fue lo que pasó con el joven estudiante, nuestra historia central en este escrito. Algo lamentable. Su travesía por el Ejército no fue para nada envidiable, accidentada, un reclutamiento irregular que  hoy tiene en serios problemas a varios militares, por sus mentiras y abusos. Lo peor, por el abandono al que fue expuesto, caso que ya está siendo investigado por la Fiscalía, el que no tardará en tener similar proceso en la Procuraduría.

La denuncia la hizo su padre, un suboficial de la Policía, Guillermo De Alba, quien dio a conocer detalles de algo inaceptable que no puede estar pasando en Colombia.

“Mi hijo, Jesús Guillermo De Alba Ariza, fue incorporado con mentiras al Ejército Nacional. Pasó, que el día 18 de mayo él venía de cumplir una cita en la Escuela de Policía Antonio Nariño, porque quería incorporarse a esta institución. Sin embargo, ya en horas de la noche nos llama a decirnos que fue abordado por un soldado de incorporación del Ejército, quien le dijo que podría prestar el servicio en el Ejército y continuar con sus trámites en la Policía”.

Como podemos ver aquí empiezan las mentiras, porque no es para nada viable que una persona pueda estar en dos Fuerzas al tiempo.

“Este soldado le dijo a mi hijo que mirara la situación actual que vive la Policía con la comunidad. Un sinfín de mentiras para lograr su objetivo de incorporarlo y cumplir la cuota exigida para tal fin. Por lo ocurrido, nuestra propia experiencia, me queda claro que en el Ejército Nacional cometen irregularidades como estas con jóvenes incautos”.

Pero, también hubo manifestaciones amedrentadoras, según lo relatado por el sargento Guillermo De Alba.

“Le dijeron que tenía que presentarse el 20 de mayo, para ser llevado hasta el Batallón en Malambo (Atlántico) para las pruebas y que si no iba lo reportaban y así no podría ser miembro de la Policía Nacional”.

Nos contó que esto lo calificó como “un secuestro” con base en mentiras y acciones administrativas.

“Mi hijo termina en Medellín y luego en el Chocó, lo que acabó con su proceso en la Policía Nacional y perdiendo, además,  la oportunidad de titularse como Tecnólogo en Gestión Ambiental (una de sus aspiraciones). Es decir, que en el Ejército le truncaron, a un joven, su proyecto de vida”.

Este padre indignado por lo que le hicieron a su hijo nos habló de un capitán de apellido Toro y de un cabo segundo, de ser los responsables de las mentiras, hasta le engañaron con que estando en el Ejército podía seguir con su proyecto en el SENA.

Por fortuna, en este “secuestro”, con una acción de tutela se logró el amparó de los derechos fundamentales de Jesús Guillermo, porque un juez constitucional falló a su favor y le ordenó al Ejército su desincorporación.

Así lo hicieron, claro está, con el total desagrado y malestar de los comandantes en el Chocó, quienes lo llevaron hasta la guardia le hicieron  firmar un libro, le hicieron unas fotos y le dijeron que se regresara al departamento del Atlántico, de donde se lo llevaron, por sus propios medios.

“Usted verá como llega, porque no vamos a gastar plata en usted”, le dijeron.

Pero, quiénes son los responsables de semejante arbitrariedad. Los padres de Jesús Guillermo señalan a un coronel, Jimmy Alirio Rodríguez Varón, y al teniente, Luis Alejandro Cantor Rodríguez, de ser los que le negaran el  transporte para su regreso a Sabanalarga. Además, de dejarlo abandonado en una zona de alto riesgo, porque es de conocimiento que por allí delinquen los del ELN, disidencias de las FARC y otros grupos al margen de la ley.

Podemos afirmar, de paso solicitamos que se investigue, que este no debe ser el único caso, que estos acontecen con regularidad, pero que no son denunciados, muchas veces por temor o por otras circunstancias.

Los reclutamientos en el Ejército, con base en engaños y mentiras los que terminan siendo legalizados administrativamente como incorporación voluntaria de jóvenes para la prestación del servicio militar y que en realidad son las víctimas de “falsos positivos”, de aquellos malos militares que deben cumplir una inhumana cuota.

Jesús Guillermo De Alba Ariza

El estudiante Jesús Guillermo De Alba Ariza con uniforme del Ejército.

La otra pregunta que nos hacemos es: ¿Será que el presidente Iván Duque Márquez, comandante supremo de las Fuerzas Armadas, tendrá conocimiento de esto que está ocurriendo, que enganchan jóvenes con tramposas promesas?  No, lo creo, pero insisto,  se están cometiendo ‘falsos positivos’ en los reclutamientos.

Por fortuna el joven Jesús Guillermo llegó a casa, después de cruzar –por sus propios medios– buena parte del territorio nacional. Pero en qué condiciones. Arribó a donde sus familiares a la 1:30 de la madrugada del pasado 15 de julio solo vistiendo una pantaloneta, camiseta y unas chanclas.

Pero aún no les he dicho cómo fue su despedida del Batallón en el Chocó, pues fue en medio de términos vulgares y ofensivos por parte de los comandantes, una reacción reprochable de quienes deberían ser ejemplo.

Lo terrible es que hechos como estos no pueden seguir ocurriendo, y los responsables están sin responder ante la justicia, esos que actúan provocando el deterioro de la imagen de nuestra Fuerza Pública.

Tal parece que la reforma a la Policía Nacional de Colombia, sin reforma a las Fuerzas Militares, sin dimensión integral, no deja de seguir siendo actos de irresponsabilidad estatal y que obedecen a intereses mediáticos únicamente. que existen cosas más de fondo para mejorar.

Si no se mejora en este tipo de acciones de seguro que todos los colombianos seguiremos siendo los mayores afectados, ya que de seguro hay otros afectados, sin saber cómo muchos en el Ejército llegaron a portar el glorioso uniforme, como el caso diciente de Jesús Guillermo De Alba Ariza.

Columnista invitado por el HOME NOTICIAS

Daniel Santos Carrillo

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