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¿Quién responde por la seguridad en Bogotá? Columna de opinión del abogado Jorge Iván Mina Lasso.

Modalidad halado de carros

Modalidad de halado: la más frecuente, cuando el ladrón abre el vehículo, lo enciende y desaparece con él. (Foto: cortesía Pixabay).

¿Quién responde por la seguridad en Bogotá?

Les doy a conocer mi testimonio, de cómo termino convertido en otra víctima de la delincuencia en la capital del país, la que debería ser la ciudad más segura de los colombianos.

 

Opinión

Por: Jorge Iván Mina Lasso.

Consultor Seguridad Nacional,

Abogado Especializado en Penal y Administrativo

Jueves, 28 de octubre del 2021

Era un sábado, como muchos en Bogotá, en los que salgo regularmente a visitar a los amigos de antes y de hoy, a fin de dialogar sobre la situación del país, a adelantar actividades jurídicas, como parte de nuestro arduo trabajo.

Por supuesto, este sábado 23 de octubre de 2021 no fue la excepción, después de varios recorridos, llegué a la calle 89 con el número 116 A 35, de la  Ciudadela Colsubsidio, ubicada en la Localidad 10, de Engativá, al noroccidente.

De manera confiada dejé mi vehículo, un Aveo Family de color gris plata, con placas DHK 396, frente al conjunto, bajo la ingenua premisa de que estamos en Bogotá, la que se supone debería ser la ciudad más segura del país. Lo hice motivado al ver que al menos allí estaban otros estacionados, en la misma situación. Cuando salí, el carro ya no estaba en el sitio en donde lo había dejado.

Sin embargo, ocurrió algo que lo cambió todo. Al día siguiente, el 24 de octubre, recibo una llamada del número de teléfono 3004238177, en la que me informan, que tienen mi vehículo y que debo pagar 1’500.000 pesos si quiero recuperarlo.

Me dicen, además,  que se lo quitaron a unos venezolanos, que me daban 20 minutos para ir a recogerlo. Recibo algunas recomendaciones, como que no puedo colocar la llamada en alta voz ni grabar y que no podía colgar. La voz que escuché es la de una persona adulta, la de un hombre de acento paisa.

  Primero me dice que debo llegar en 20 minutos a determinado lugar, y después que debo consignar el dinero exigido a una cuenta de Bancolombia o en una de Daviplata, en el identificador de llamada (Doc Vega).

Pero, es que eso no fue lo único, en la misma semana recibí otra llamada extorsiva, la voz también tenía un acento paisa. Esta vez la llamada la hicieron través de la aplicación Whatssap. Quién llamó se identificó como Víctor Arcila y quedó registrado que se hizo desde el número 320 5840697. Me exigieron la suma de 5 millones de pesos a cambio de mi seguridad y de no atentar contra ninguno de los miembros de mi familia.

Aún no sé la verdadera identidad de los autores de ambos hechos, son sujetos hasta ahora desconocidos o me pregunto ¿serán conocidos?

Para decir verdad, aún no tengo esa respuesta. Lo cierto es que dejé en manos de las autoridades la situación, la posibilidad de recuperar mi vehículo, mi fiel compañero de batallas que me ha acompañado a lo largo y ancho del territorio nacional.

Todos los días se escuchan testimonios de quienes aseguran con dolor haber sido víctima de la delincuencia. No obstante, esta vez soy uno de ellos. Es muy grave el tema de la inseguridad en Bogotá. Pero no puedo descartar cualquier hipótesis, además de dejar de preguntar  ¿Lo hicieron para afectarme de manera directa, para amedrentarme, lo hizo una red delincuencial o un delincuente común?

No se podría pensar en otra cosa, porque no puede ser casualidad, que en solo una semana haya recibido dos llamadas extorsivas y el robo de mí carro. Pero, también debería contar que también han intentado hackear mis cuentas personales, hasta las claves de mis cuentas bancarias.

No entiende uno por qué y cómo se termina siendo objetivo de los ladrones, más aún cuando podemos decirlo abiertamente que soy un colombiano de a pie, con ganas de luchar por sus sueños, que para lo poco que se ha obtenido hemos trabajado sin descanso, eso sí, de manera honesta.

 Siento dolor de Patria, que lo que hemos trabajado, logrado con tanto esfuerzo, tengamos que entregárselo a los malos, a quienes eligieron el camino fácil, a los bandidos. Es una realidad a la que los ciudadanos nos estamos enfrentando a diario.

Estoy contando esta desagradable experiencia, en la que puedo afirmar que la inseguridad me ha golpeado de frente, me tocó. Puedo confesar que me ha tocado combatirla y en muchas oportunidades, sobre todo cuando he tenido que movilizarme en TrasMilenio, que he perseguido ladrones, hasta alcanzarlos, cuando nuestra lengua quiere salir expulsada. Lo he hecho por otros ciudadanos, pero en esta oportunidad ahora soy víctima de esta inseguridad, de otra modalidad delincuencial.

Ya puedo decirlo, que los ciudadanos tienen razón cuando se quejan de la  inseguridad en el país. También me toca ahora preguntar ¿Quién responde por la seguridad en la Capital, cuando se supone que esta debería ser la ciudad más segura de Colombia? Pero la realidad es otra, que tantos robos y atracos está desdibujando esa ciudad que todos algún día soñamos.

Pero no solo quiero quejarme, también motivar a que nos unamos para afrontar la situación. Considero que se debe presentar una nueva propuesta de lucha contra estos delitos. Eso sí, no podemos permitir que el miedo se apodere de nosotros, no podemos permitir que los malos arrinconen a los ciudadanos de bien.

Lo primero que haremos, como un ejemplo de que hay que actuar, es emprender  acciones legales para derrotar el decreto emitido por el Gobierno de Juan Manuel Santos y ahora corroborado por el de Iván Duque, con el decreto 1808 del 31 de diciembre del 2020, ese que deja claro que los ciudadanos de bien no podemos portar armas.

Con esta decisión a usted y a mí nos desarman, pero con la desventaja de que el delincuente sí anda armado y con la intención de hacer daño.

Desde ya me doy  a la lucha para que sea un derecho de todos los colombianos de portar un arma, porque debemos defendernos. Mi iniciativa será que Indumil (Industria Militar), una empresa del Estado, le asigne a cada miembro de la Fuerza Pública y de la Reserva un arma para la defensa personal.

También, y por último,  me sigo preguntando ¿Porque no nos podríamos comprometer a promover una ley ante el Congreso para que las empresas de comunicaciones móviles emitan mensajes masivos, alertando  en caso de un robo, de secuestros, desaparecidos y de otros delitos graves.

Jorge Iván Mina Lasso

Columnista invitado de EL HOME NOTICIAS

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