Nadie responde por ‘masacre laboral’ en el sector Defensa. Tenemos más testimonios de sus víctimas

Ante la nota publicada por este medio son miles las que personas, quienes dicen ser víctimas de la despiadada “maniobra” para un despido masivo,  las que han escrito contando su testimonio. Sin embargo, ninguna de las entidades involucradas en esta denuncia se ha pronunciado. 5.700 empleados civiles a punto de quedar desempleados y nadie dice nada.

Unidad de Justicia

Martes, 16 de marzo del 2021

En las diferentes Fuerzas del sector Defensa, sus comandantes, se ha guardado un absoluto silencio ante la denuncia de supuestas irregularidades, de la implementación de un plan “macabro” para despedir a más de 5.700 empleados civiles. Aseguran que es para generar plazas, después de haberse mentido públicamente de la existencia de vacantes, las que no hay porque estas “están ocupadas”.

En donde más se evidencia esta masacre laboral es en la Policía y el Ejército, en donde “pretenden ingresar a personas para llenar los puestos con nombramientos a dedo”.

Dicen los afectados que lo están haciendo amparados en un decreto que dice que deben someterse a un “amañado concurso”, que termina con el dictamen de que estos no tienen experiencia ni idoneidad para desempeñar sus cargos, siendo que han estado en él hasta por más de 20 años.

Por qué dicen que es “amañado”, porque para obligarlos a someterse al concurso les hicieron cambiar de contrato, para pasarlos a un estado de provisionalidad. Muchas madres y padres de familia temen quedar desempleados siendo –aseguran– que les falta poco para salir pensionados. Necesitan, en su mayoría, terminar la cotización de las semanas y otros la edad para lograr la pensión. Es decir que los directores tanto del Ejército como de la Policía no  han tenido en cuenta que están en una etapa de prepensionados.

Además, que las personas que entran de afuera a concursar las preparan en el SENA, en cambio a ellos que están en sus cargos les han negado información y hasta los obligan a concursar en otras funciones que desconocen. Dicen que todo parece ser planeado, para un despido masivo e inhumano.

Nos han llegado miles de testimonios. Es importante aclarar que tenemos la desgarradora historia de una mujer en la Policía, que trabajó por años en una de las oficinas de Comunicaciones Estratégicas (COEST),   que falleció a los pocos días de haber sido notificada de su despido, provocado para generar una vacante. Sus compañeros aseguran que fue víctima de acoso laboral. El dictamen de la Dirección de Sanidad, es que sufrió a sus 43 años un “paro cardiaco no especificado”. Esta nota la daremos a conocer con todos los detalles en una próxima entrega.

En esta ocasión vamos a retransmitir algunas de esas historias, el testimonio de los que han perdido su empleo o están a punto de perderlo,  después de haber entregado parte de su vida al sector Defensa. Muchas de estas declaraciones las podemos leer en los comentarios de la nota anterior, los que están al pie de la noticia, que son más de 100, que se han atrevido a hablar de sus casos.

Es necesario hacer varias notas, para contar todos los casos, pero empecemos contando la historia de Lourdes Paternostro Aguilar, quien laboró por 27 años en la Primera División del Ejército. Ella empezó de manera provisional en 1992 hasta que la nombraron en el cargo de secretaria con un contrato de libre remoción, amparado en el Decreto 1214 de 1990. Ella clama por su pensión, porque sabe que siendo adulta perderá su empleo.

“No es justo lo que pretenden hacer con nosotros después de tantos años y derechos adquiridos. Solicito mi única pretensión es que me reconozcan la pensión por jubilación. De igual forma reconozcan el trabajo de tantos civiles la mayoría con familias, madres cabeza de hogar, y que a pesar de que los sueldos no son los mejores tenemos la estabilidad”, asegura.

Blanca Flor Morales Ramírez dice que todos sus derechos han sido violados, que cumplió 24 años al ser nombrada, o como en este sector se expresa que fue “dada de alta” nombrada con un contrato de libre remoción, del 10 de noviembre de 1997, pero que hoy le dicen que no es idónea para desempeñar su cargo y la lanzan a la calle.

“La verdad toda Esta situación me tiene estresada, pensativa, porque después de todo lo que hemos entregado a nuestro Ejército nos quieran acribillar de esta manera”, escribió.

Sulay Gómez castro, una empleada civil del Ejército es el testimonio de aquellos que han sido obligados al concurso de méritos, aun estando enferma, de tener una certificación de incapacidad.

“Llevo 29 años laborando con el Ejército, cuando inició el concurso les informé con un Derecho de Petición de mi situación de salud , del tratamiento médico que llevo, adjunte historia clínica, pero recibí respuesta de la Comisión que debía ir a concurso. En mi unidad somos dos personas del grado AA. 9 y dejaron a uno, debe quedar una sola persona, ni siquiera verificaron la situación de cada quien y ofertaron los puestos sin importar”.

Esta la historia de un padre de familia que teme quedar desempleado a la edad de 50 años, es de los que asegura que están ofertando vacantes que no existe. Hablamos de Henry Sicacha Pinto, quien afirma que es un prepensionado que debe concursar por el puesto que por más de 20 años ha desempeñado.

“Soy padre cabeza de hogar, llevo 25 años en la institución, se decía que los cargos que ostentamos no saldrían a concurso, son cargos que están ocupados, no son vacantes están ocupados por los funcionarios que cuando ingresamos nos hicieron unas pruebas técnicas y físicas. En estos momentos tengo 50 años, a esa edad quien nos va a emplear. El día 11 de abril del presente año debo presentarme y si no paso el concurso quedare sin empleo y mi familia desamparada”, contó Sichachá.

El caso de Lydda Vásquez, funcionaria del Ejército en Bucaramanga, quien está a punto de quedar en la calle después de haber trabajado 11 años con esta institución.

“Me toca concursar con el mínimo de garantías, una OPEC (ofertas de empleo en la plataforma SIMO)  de 11 vacantes cuando somos 23 personas en ese grado en el Cantón de Bucaramanga. Además, en la prueba me enfrentó con 31 personas más de otras ciudades. No es justo que haya trabajado para tantos militares, que hoy nos dan la espalda, pero aun así ‘cumpla con sus ceremonias, cumpla con responsabilidades, las que ni son de mi cargo y nivel, pero cumpla’. Esto desmotiva. Ahora mi familia con un futuro incierto y con obligaciones financieras, que triste”.

Luz Elena Sandoval Villa, cuenta una realidad, que no hay preparación, que para desempeñar sus cargos se prepararon por su cuenta y hoy les pasan factura por no exigir. Lo que preocupa es que están lanzando a la calle solo personas adultas.

“Tengo 26 años de servicio, a un paso de poder quedar sin trabajo ¿Ustedes creen que a mis 50 años me será fácil conseguir trabajo? No creo. Ahora la desventaja que los empleados del sector Defensa tenemos es que nunca hemos sido capacitados, lo que sabemos lo hemos aprendido en la marcha”, indicó Sandoval Villa.

 

El caso de Inés Martínez, quien asegura que trabaja en la Policía, pero que es una de las que quedará en la calle porque no se siente preparada para el concurso al que están siendo sometidos.

“Tengo 52 años, madre cabeza de familia y mi hijo con problemas psiquiátricos. Con 22 años de entrega total a la institución y algo tan injusto, que después de todo ese tiempo nos digan su puesto está vacante, estudie y concurse y si no pasa vaya a conseguir otro trabajo. A esta edad y con todas las enfermedades adquiridas por la edad, trabajo, y compromiso, con tal sentido de pertenencia, que nos volvimos policías y en todo tiempo disponibles. No es justo”, relató Inés Martínez.

Leidy Ramírez López, quien labora desde hace 15 años para el Ejército, describe algo a lo que hay que prestarle atención, reitera que siendo civiles terminan metidos en un rol de uniformados, con funciones que no son las suyas y aun así está ahora en riesgo de quedar desempleada.

“Uno se sienta a mirar hacia atrás,  te pones a pensar, de que valió tanto sacrificio, dejar a los hijos solos para irte a trabajar, dejar de compartir con ellos tiempo por tener que cumplir con labores un fin de semana. Dejar de compartir reuniones familiares y fechas especiales porque te necesitan en tu oficina por una revista inesperada. Madrugar a las 5:00 de la mañana, exponiendo tu vida para cumplir una formación o porque te necesitan temprano, salir tarde a casa, en algunas ocasiones de madrugada, porque debes organizar muchas cosas para el desarrollo de un evento y todo tiene que quedar perfecto y listo. Aguantarte humillaciones, gritos por querer conservar tu empleo y no tener problemas, porque si exiges te tildan de rebelde, revolucionaria,  que no quieres trabajar”, relata Ramírez López.

Agrega, que cuando ingresó al Ejército, a los 20 años gozaba de buena salud, ahora es sometida a un estrés, y sufriendo de hipertensión. “Esto es una ‘masacre laboral’, porque están ofreciendo vacantes que no existen, están ocupadas por personas como yo, con más de 16 años de servicio”, insiste.

De las tristes historias es la de Nelsy Yasmín Sosa Suárez, trabajadora civil del Ejército, quien está a punto de ser despedida del sector Defensa aun afrontando un cáncer. Es en verdad injusto.

“Llevo casi 27 años trabajando en mí glorioso Ejército con eficiencia, transparencia, compromiso, profesionalismo y toda la disponibilidad que se requiere en el trabajo. Muy desilusionada con este tema del concurso que debo presentarme el día 11 de abril del presente año, sin tener en cuenta mi situación de sanidad, estoy en tratamiento de cáncer en la piel, escoliosis leve y otras. Es tan indignante y preocupante e injusto que nos manden a esta prueba. Y aún más triste que digan que mi puesto está vacante cuando lo llevo ocupando casi 27 años, casi media vida”, contó Sosa Suárez.

Son tantas las historias, que como ya habíamos dicho, dejaremos para otra nota, esas que son igual o más sombrías que estas. Es una realidad, que las personas adultas, de muchos años de labor las obliguen a una prueba, para determinar si se es idónea para desempeñar su cargo, pero con todas las de perder.

En medio de este trabajo periodístico hemos conocido de una escandalosa situación en el Ejército, de civiles a los que han uniformado con prendas militares para cumplir operaciones distintas de sus obligaciones laborales. También la estaremos ampliando en próxima nota periodística.

Redacción Unidad de Justicia

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