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Pelé, rey vallenato, columna de opinión del abogado y escritor Rodrigo Zalabata Vega

Edson Arantes do Nascimento, Pelé

Edson Arantes do Nascimento, Pelé, llamado también como el ‘Rey del Fútbol’, falleció el 29 de diciembre del 2022. Al fondo el escenario del Festival Vallenato en Valledupar, departamento del Cesar, Colombia.

Pelé, rey vallenato

OPINIÓN

Por: Rodrigo Zalabata Vega

Abogado y escritor colombiano

Gianni Infantino, presidente de la FIFA, una vez el rey Pelé entregara sus restos en su partido (o partida) final, propuso que cada país que puebla el mundo levante un estadio in memoriam de ‘O mais grande’ futbolista que pisó la Tierra; cuyo espíritu universal pasara por todos los estadios de la historia del fútbol.

El cometido de la FIFA, sin proponérselo así, sublima el espíritu ecuménico del cristianismo, religión que practicara con devoción Pelé, por lo justo y necesario, realmente.

Justo, porque así se trata al mejor futbolista que haya conocido la humanidad, con la fuerza de extensión de la ética del fútbol, lo que hizo reconocerlo por todo el mundo como el rey de este deporte, la religión laica del hombre moderno y ahora de la mujer moderna. De la misma manera como la religión cristiana haya reconocido en Jesús, cristo, su rey de reyes.

Necesario, porque si bien Pelé vivió antes de morir el ser inmortal, no podemos dejar que su recuerdo muera en el olvido de la eternidad. Para ello se requiere un templo de adoración en todo lugar en el que se juegue la vida en cada partido de fútbol. Tal como los cristianos conservan a Jesucristo en su cruz y se juegan a muerte la salvación cada domingo en sus templos de fe, en cuyos rostros trascendentes jamás se jurará su santo nombre en vano.

Puede decirse que los caminos de la religión y del fútbol son los mismos, nos procuran los dioses para alcanzar la gloria eterna. Pero no resulta fácil conservar un recuerdo en estos tiempos modernos. Cada cosa usada es una especie de balón que se patea y se desinfla. Perdimos la dimensión de la memoria, la única manera de preservar la felicidad. La sociedad líquida se nos va de las manos, según Bauman. El tiempo de las no-cosas, revelado por Byung-Chul Han, es la inmediatez que ha diluido las cosas materiales y espirituales que nos fijaban a los recuerdos.

El hombre moderno es un dios que se adora a sí mismo en el día y muere de noche.

Quizás no despertamos de la peste del olvido de nuestro ser y vivimos como los insomnes macondianos sin sueños.

En tanto es encomiable que el fútbol nos reserve un museo de emociones en la memoria, en el que sus visitantes marcan su existencia en tantos Mundiales han vivido.

Tenemos fe que el fútbol es la única religión que crea verdaderos ídolos de barro, dioses hechos de la barriada que ganan su inmortalidad.

Por eso resulta propicia a la memoria la idea de la FIFA de construir un templo-estadio en honor a Pelé en cada país, así nos conviertan en ‘paganos’ de los dioses que creamos.

El problema de la religión del fútbol es que crea tantas religiones de sí misma como fanáticos de tantos equipos que idolatran su culto, y eso se logra contando con sus propios dioses. Cada barrio, municipio, departamento, región, equipo, país, tiene sus ídolos, de tal suerte que el que llegue a su cancha sagrada es silbado en señal de profanación.

Por eso cada país tendrá que disponerle a Pelé un estadio en el que sea alabado, rodeado de los aplausos de todo el mundo.

¿Será posible bautizar un estadio con su nombre en Argentina? Cuyas curvas no sean los meandros para los fanáticos argentinos.

Reza en Colombia que todas las señales divinas encuentran ese lugar consagrado en Valledupar, y explicaré por qué:

Un día como hoy, 6 de enero de 1550, el conquistador Hernando de Santana fundó Valledupar, en honor al cacique Upar que señoreaba el valle de su heredad. En el ritual eclesial, honrando el santoral católico, se le bendijo como «ciudad de los Santos Reyes».

En la alineación de los astros los signos anunciaban desde entonces el «Santos», equipo que beatificó a Pelé en color de santidad (blanco) aún en condición humana. La ciudad que deifica a los «Reyes» vallenatos podrá coronar también en su cielo musical al rey del fútbol, compositor y cantor, entonándole un coro de alabanzas.

El pecado original del fútbol estaría conjurado en Valledupar. La afición vallenata no ha probado el fruto prohibido del fútbol profesional; luego es ignorante, todavía no se ha educado en el fanatismo.

Hoy cumple 473 años Valledupar. Paso el balón al alcalde y concejo municipal de la ciudad de los Santos Reyes, para que declaren ante la FIFA la consagración del estadio de fútbol de Valledupar a nombre del rey Pelé.

Columnista invitado por el HOME NOTICIAS

Rodrigo Zalabata Vega

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